llevo más de la mitad de mi vida viviendo fuera de Italia,
ya no como pasta cada día,
me encanta tomar café con leche en lugar de espresso,
a veces tomo un vaso de vino cuando como pizza,
paso la mayoría de mi día laboral en chandal o similares,
tengo vajilla de ikea de diferentes colores.
me encanta tomar café con leche en lugar de espresso,
a veces tomo un vaso de vino cuando como pizza,
paso la mayoría de mi día laboral en chandal o similares,
tengo vajilla de ikea de diferentes colores.
Tal vez a ti no te parezcan cosas muy raras,
para mi madre representan un " atentado al buen gusto"
para mi madre representan un " atentado al buen gusto"
por las que me definiría como "la hija de nadie"
(porque ella claramente se quiere disociar de semejantes costumbres barbáricas que he adoptado al dejar su nido protector y templo de lo más divino y glamuroso).
Pero si hay algo en que se me ha quedado fija mi italianidad es la pizza.
Antes de una mala pizza, mejor ayuno.
Viviendo en Barcelona la verdad no me puedo quejar, dado el elevado numero de pizzerie de excelente calidad...
aun así en mi barrio actual todavía no he encontrado una que me guste de verdad.
aun así en mi barrio actual todavía no he encontrado una que me guste de verdad.
Problemas del primer mundo, ya se,
pero mira que no lo veo tan difícil,
pero mira que no lo veo tan difícil,
con pocos ingredientes de buena calidad y buenas combinaciones se pueden lograr maravillas,
con un poco de buena harina, agua, y un buen tomate ya lo tenemos todo para tener una excelente Margherita...
aun así por mi barrio solo veo cadenas de pizzas congeladas y aun peor y más grave:
pizza con piña y una avalancha de otros improbables ingredientes.
Cantidad vs Calidad
por eso quiero saber que opinas tu?
Prefieres algo más minimalista pero de excelente calidad
o
o
algo pre-hecho con de todo y demás encima sin mucha atención en las combinaciones de sabores y sus matices?
Sin duda yo la primera, llamarme italiana...
Cuando empecé con las terapias naturales,
aun con mucha pasión pero poca experiencia,
hice el mismo error:
intentar hacer todas las técnicas que podía para dar el máximo en cada sesión.
Sin embargo,
al crecer con mi experiencia he aprendido
que es más bien al revés:
centrarme en menos técnicas pero más finas y personalizadas, cuidando el más mínimo detalle,
maniobras bien calibradas para la persona en ese momento,
combinadas con sentido según el efecto que quiero conseguir
y las matices que quiero que experimente esa persona.
Como una buena pizza de autor.